Mensaje para todas las mujeres en su día

En 1975 las Naciones Unidas decretaron el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer en homenaje a su calidad de hacedora de la historia, fundamentado por la lucha milenaria del colectivo para participar igualitariamente en la sociedad. Ya en la antigua Grecia, la obra Lisístrata contaba sobre una huelga sexual contra los hombres para poner fin a la guerra. Durante la Revolución francesa, las mujeres parisinas que marcharon hacia Versalles al el grito de libertad, igualdad y fraternidad, también demandaban el derecho al voto.

Como todos los años, se reúne en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York el Comité para la Condición Económica, Jurídica y Social de la Mujer (CSW por su sigla en inglés). Este año en su 64ª sesión y con el tema de “Pensemos en igualdad, construyamos con inteligencia, innovemos para el cambio” se pensarán las infraestructuras de los sistemas y los marcos que se han construido especialmente conforme a una cultura definida por los hombres.

Este año se celebran los 25 años de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, aprobada en1995 en la Cuarta Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Mujer en Beijing, China, donde participamos cerca de 50.000 delegadas y delegados, oficiales y activistas de las organizaciones no gubernamentales. A pesar de la diversidad, y de provenir de tantos lugares diferentes, quienes allí estuvimos compartimos como finalidad la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres, y en cualquier parte del mundo.

 

La Conferencia marcó los objetivos estratégicos y las acciones para el avance de la mujer y el camino hacia la equidad de género. Asimismo en esa recordada Conferencia de Beijing, se estableció un importante punto de inflexión para la agenda mundial por la igualdad: Se sustituyó la expresión de “derechos de la mujer” por la noción de género, que de hecho marcó un antes y un después, habida cuenta que colocó por primera vez en el marco de los derechos humanos la violencia contra la mujer por el sólo hecho de ser mujer.

La plataforma de acción de la conferencia se elaboró en base a 12 ámbitos de especial preocupación: la mujer y la pobreza, educación y capacitación de la mujer; la mujer y la salud; la violencia contra la mujer; la mujer y los conflictos armados; la mujer y la economía; la mujer en el ejercicio del poder y la adopción de decisiones, entre otros. La formulación las delegadas se basó en los acuerdos políticos de las tres conferencias mundiales sobre la mujer celebradas anteriormente: México 1975, Copenhague 1980 y Nairobi 1985, consolidando 50 años de avances jurídicos dirigidos a garantizar la igualdad de las mujeres y de los hombres en todos los ámbitos.

 

Es cierto que se han hecho progresos para mejorar la situación de las mujeres, desde la aprobación de leyes más favorables hasta su mayor participación; desde la potenciación de la capacidad económica hasta su emancipación intelectual, pero los avances parecen darse a paso muy lento. Muchas veces parece que damos un paso adelante y dos para atrás. Las mujeres ganamos menos que los hombres por el mismo trabajo y tenemos el famoso “techo de cristal», que nos impide generalmente acceder a puestos directivos y de mayor responsabilidad. En muchas partes del mundo, la violencia contra la mujer parece no disminuir sino que está en ascenso. Continúan en buena parte del mundo los asesinatos de mujeres “por honor”, los casamientos de niñas con adultos mayores, la imposibilidad de la mujer de heredar o poseer un bien, el tráfico de mujeres para la prostitución y la violación de mujeres como arma de guerra, para solo nombrar algunos.

El objetivo de las mujeres es continuar luchando por una sociedad equitativa, justa y paritaria. Una paridad que, desde una diversidad permita que hombres y mujeres compartan en forma equilibrada y armónica todos los ámbitos de su vida personal y social. Una paridad que permita garantizar que la mitad de la población mundial ocupe el lugar que por derecho le corresponde y a través de la igualdad de género y el empoderamiento, que las mujeres podamos contribuir plenamente a la realización de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

Como mujeres renovamos nuestra esperanza en que nuestra capacidad logre que se hagan realidad los sueños de igualdad, de oportunidad de derechos, de libertad, de paz, eliminando todo vestigio de discriminación, y bregamos por una acción global concertada, con cambios culturales y legislativos.

Cada vez hay más pruebas de que el avance de la mujer redunda en el avance de toda la sociedad. Ya en la Cumbre Mundial 2005, los dirigentes mundiales declararon que “el progreso de la mujer es el progreso de todos”. Asumamos, hombres y mujeres juntos, el reto de garantizar la equidad y la igualdad de la mujer en todos los ámbitos de la vida.

 

La autora es miembro de la junta directiva del Congreso Judío Latinoamericano, vicepresidenta del Congreso Judío Mundial y ex Presidenta del Consejo Mundial de Mujeres Judías