Una bebé fue internada tras intoxicarse con cocaína que habría recibido a través de la lactancia materna

En la noche del lunes 12 de mayo de 2025, una bebé de 9 meses fue ingresada al S.A.M.Co. de Avellaneda por su padre, con síntomas de fiebre y dificultades respiratorias. La menor fue atendida por una médica, quien le realizó maniobras de respiración, le suministró oxígeno y ordenó su derivación inmediata en ambulancia al Hospital de Reconquista.

Una vez allí, los estudios médicos revelaron la presencia de cocaína en su organismo, motivo por el cual fue internada. Afortunadamente, su vida no corre peligro.

Según trascendió, ambos padres se encontraban bajo los efectos de sustancias al momento del ingreso, y la madre —de apenas 22 años— habría estado amamantando a la bebé en esas condiciones.

Además, se detectó la presencia de un psicofármaco en el cuerpo de la menor, aunque todavía no se confirmó si corresponde a una medicación administrada durante su atención en el centro de salud de Avellaneda.

Ampliaremos con su evolución.

La lactancia y la cocaína son incompatibles

La cocaína y sus metabolitos se excretan fácilmente en la leche materna debido a su bajo peso molecular y alta liposolubilidad, lo que representa un riesgo grave para los lactantes. Según el portal especializado e-lactancia, se han documentado múltiples casos de síntomas en bebés amamantados por madres consumidoras, como irritabilidad, temblores, vómitos, diarrea, dificultad respiratoria, taquicardia e incluso hipertensión.

Además, los recién nacidos eliminan la cocaína mucho más lentamente que los adultos, por lo que los efectos pueden prolongarse hasta 60 horas después de la exposición.

Los lactantes expuestos a la cocaína durante el embarazo y la lactancia presentan mayor riesgo de bajo peso al nacer, menor perímetro cefálico, mayor irritabilidad, infecciones frecuentes, retrasos en el desarrollo, síndrome de muerte súbita del lactante y abandono infantil.

También existe peligro por inhalación pasiva de vapores (como los del crack) y por el uso de cocaína como anestésico en el pezón, lo cual puede provocar convulsiones o coma en el bebé. Por todo esto, se clasifica su uso como de riesgo muy alto y recomienda evitar por completo la lactancia mientras haya consumo, a menos que se trate de un episodio aislado, en cuyo caso se debe esperar al menos 24 horas antes de amamantar nuevamente.