Iván Mitchell en el debate: Milei es palabra santa y eliminar la casta, su lema

Iván Mitchell se plantó en el debate como representante de La Libertad Avanza. Licenciado en kinesiología y militante de Javier Milei, llegó con discurso de batalla cultural. “Terminamos con el déficit fiscal después de 123 años, fulminamos la inflación y ya no emitimos”, dijo sin pestañear, hablando en clave nacional.

Los demás candidatos le pidieron que bajara al llano, que hablara de sus propuestas y que no creyera todo lo que ve en tv. Pero Mitchell prefirió mantener el dron bien alto: “Queremos menos Estado, menos impuestos y más libertad. Lo que pasa es que eso molesta a los que viven del curro político”.

«Hemos fulminado la inflación, pasando de un 25% a un 1,5% mensual. Terminamos con la emisión y ya fuimos hacia el fin del cepo. Este 29 la elección es simple: kirchnerismo o libertad», aseguró.

Es el más joven e inexperto de los cinco. Está muy fanatizado con Milei, aunque no porque gusten sus ideas, si no porque es la alternativa más clara ante el kircherismo -un nombre propio que Mitchell detesta-. Ni hablar de cuánto se aprovecharon los otros candidatos de él.

Eliminar, desregular, contraargumentar y cortar son los verbos que mejor le caben.

Cuando habló de educación, se pronunció contra el «adoctrinamiento con guardapolvo», aunque no esbozó una idea en la que él intervenga localmente. «Nosotros no queremos una educación que forme militantes, sino que fomente la libertad, el orden y el respeto a la propiedad privada», dijo. En salud, vinculó los problemas a la pobreza: «Ya quedó demostrado a nivel nacional que la mejor política social es bajar la inflación».

«Otro punto importante es el flagero (es flagelo, en realidad) que sufrimos los jóvenes en nuestra ciudad, el  de las drogas. Nosotros, desde nuestro lugar, vamos a ocupar todas las herramientas necesarias para combatirlas, para trabajar en su prevención y para acompañar a todo aquel que ya ha caído en esa trampa».

En seguridad, prometió “tolerancia cero” y se apoyó en Bullrich y el «plan Bandera» de Rosario (prefirió no nombrar a Pullaro). Aseguró que el problema es «la puerta giratoria del garantismo» y propuso más cámaras, iluminación y limpieza de baldíos, aunque evitó detallar cómo lo ejecutaría desde una banca legislativa. ¿No tiene idea o se las guarda para que otros no lo plagien?

Para los servicios públicos, su receta fue cortar con el «despilfarro estatal» y hacer que cada peso vaya a «donde se necesita de verdad». Propuso auditorías, eliminar cargos políticos, y reconvertir la planta de reciclaje: «Hoy los servicios no fallan por falta de plata, sino por cómo se gasta». En este sentido, coincide con Kreni, Bailat, Werich y Suligoy. No hay encrucijadas.

En producción y empleo fue tajante: «El Estado no crea trabajo, lo destruye». Reclamó eliminar tasas, digitalizar trámites, facilitar inversiones y cerrar el paso a la burocracia.

«El verdadero empleo lo genera quien invierte, no quien legisla. Se crea con libertad, con menos Estado y más mercado».

Cuando le preguntaron por discapacidad o acceso a la vivienda, Mitchell volvió a hablar del pasado y de la pesada herencia K. «Nos dejaron un país arrasado. Primero hay que estabilizar. Bueno, esa es mi respuesta», eludió.

También concretó que: «Nuestra ciudad es un modelo exacto de lo que Milei denuncia a nivel nacional: abandono, desorden y un Estado gigantesco e inútil».

 

Atacó con los misiles de Estados Unidos

Daniel Bailat le pidió que hablara más de Reconquista y menos de Milei. Sin embargo, lo ninguneó: “¿Un observatorio de drogas? ¿Y con qué lo va a pagar? ¿Con más tasas?”. Bailat le contestó que los fondos se pueden reasignar si se gestiona bien, “en vez de pagar sueldos por militancia”.

Suligoy fue directo: «¿Qué le dirías a los estudiantes si se cierran las universidades de Reconquista por desfinanciamiento?». Mitchell no contestó: «Usted representa a Cristina Kirchner y a lo peor de la política. Además, mintió diciendo que Milei quiere cerrar universidades». En el profesor universitario vio un enemigo: «Usted representa al peronismo y su presidenta está presa. Robó todo. ¿Por qué deberían creerle los vecinos de Reconquista?». Suligoy replicó apelando al reglamento del debate: «Punto cuatro: no agredir, debatir propuestas».

Werich lo consultó sobre los recortes en programas para personas con discapacidad y respondió: «Tenemos que tener memoria. Nos dejaron un país arrasado, teníamos políticos que se robaban todo, tenían cajas por todos lados. Y uno de esos segmentos era el área de discapacidad, lamentablemente.» La respuesta, para muchos, fue tan cruda como reveladora.

Por último, con Kreni no hubo intercambios.

Cerró su exposición con un discurso clásico de su espacio: basta de impuestos, basta de privilegios, basta de vivir del otro. Defendió haber hecho toda su campaña con fondos privados y señaló que “la casta tiene miedo».

Mitchell fue fiel a su personaje: encendido, desafiante, sin medias tintas. Le habló a los propios, no intentó seducir al centro. Propuso poco, pero dejó claro que su lucha es cultural. El 29, se sabrá si esa bandera alcanza para entrar al Concejo.

Un debate de concejales aCALORÓNado: revivilo acá

Walter Kreni en el debate: facturitas, numeritos y una artillería contra el oficialismo

Juan Pablo Suligoy en el debate: esquivó las balas del oficialismo y reafirmó sus propuestas, con la educación universitaria como pilar

Daniel Bailat en el debate: pacífico y la voz denunciante de los vecinos

Laura Werich en el debate: el guardapolvo y la protección de los vulnerables, sus escudos