«No hay libertad humana sin verdad», proclamó el arzobispo de Tucumán

Lo dijo Monseñor Alfredo Zecca en el marco de la homilía que pronunciaba durante el Tedeum por los 200 años de la Independencia, que se desarrollaba en la Iglesia Catedral Nuestra Señora de la Encarnación, en la capital tucumana.

El arzobispo de Tucumán, monseñor Alfredo Zecca, proclamó este sábado que «no hay libertad humana sin verdad» durante su homilía en el marco del Tedeum por los 200 años de la Independencia, que se desarrolló en la Catedral de San Miguel de Tucumán, con la presencia del presidente Mauricio Macri, gobernadores provinciales, autoridades nacionales y provinciales y representantes extranjeros.

«Necesariamente la libertad debe realizarse en un horizonte de verdad. No hay libertad humana sin verdad», dijo el arzobispo durante la homilía que celebró los 200 años del nacimiento de la Argentina.

El arzobispo citó las palabras del Papa Francisco, que dirigió a los obispos en el marco de las Jornadas de la Juventud que tuvieron lugar en Río de Janeiro (Brasil), en 2013, donde destacó en el ámbito social la necesidad de que la Iglesia anuncie el evangelio «en forma integral», «defendiendo sus valores» aunque sea «en contraste con el mundo», porque de otra forma, advirtió, «la sociedad se desmorona».

El arzobispo de Tucumán también destacó la disposición de la Iglesia «al diálogo franco, sin excluir, sino incluyendo a todos, y privilegiando a los más pobres».

También celebró el «diálogo interreligioso», donde todas las religiones estén «comprometidas con el servicio sincero a la Argentina».
Zecca defendió «el derecho a la vida desde la concepción, el derecho a la educación, al trabajo y que sea bien remunerado y a la justicia imparcial»; rechazó «la violencia de género, y las malas condiciones laborales»; y afirmó que no hay sociedad que pueda construirse «sin que estos valores estén garantizados».

Atentamente escuchaban la homilía el presidente Mauricio Macri, que llevaba puesta la banda presidencial y el bastón, y su esposa, la Primera Dama Juliana Awada, vestida con un sobrio tapado y vestido de color celeste hielo a la rodilla, y con su cabello recogido.

Más atrás se vio a todos los gobernadores, con excepción de la gobernadora Alicia Kirchner, que envió a su vicegobernador, Pablo González, y el gobernador de Chubut, Mario Das Neves, que se repone de una intervención quirúrgica.

Además, estaban presentes el jefe de gabinete, Marcos Peña; el ministro de Justicia, Germán Garavano; la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal; la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich; el jefe provisional del Senado, Federico Pinedo; el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, y el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, entre otros funcionarios, legisladores y representantes extranjeros como el rey de España Juan Carlos.

Luego, en el marco del Tedeum, fue leído el texto de la carta enviada por el Papa Francisco con motivo de los 200 años de la Declaración de la Independencia.

«Deseo que esta celebración nos haga más fuertes en el camino emprendido por nuestros mayores hace ya doscientos años. Con tales augurios expreso a todos los argentinos mi cercanía y la seguridad de mi oración», dijo el Papa argentino Jorge Bergoglio.

En la misiva, Francisco transmitió un mensaje de cercanía con los «hijos más llagados de la Patria», entre los que mencionó a los indigentes y desocupados, y sostuvo que a la «Madre Patria no se la puede vender» y que hay que «defenderla de todo tipo de colonizaciones».

La carta, de una carilla y media, fue firmada de puño y letra por el Papa Francisco y enviada al presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor José María Arancedo.