Encuentran el cuerpo calcinado de una mujer dentro de un contenedor en Rosario

La encontraron dos nenes en Felipe Moré y Gaboto. Estaba envuelta en una frazada y hasta anoche no había sido identificada por los peritos policiales.

El cadáver de una mujer fue hallado ayer al mediodía calcinado y envuelto en una frazada dentro de un volquete en la esquina de Gaboto y Felipe Moré, en la zona sudoeste de la ciudad. Si bien el estado del cuerpo imposibilitó la identificación inmediata, los investigadores determinaron que se trataba de una joven y apuntaron a eso más que nada por el largo del cabello.

En un vecindario lleno de personas que se arrimaban a la escena del hallazgo movilizados más por el morbo y la curiosidad que por los olores ya disipados, una familia aguardaba con especial preocupación alguna información oficial.

Al respecto, una mujer creyó haber visto cuando los peritos retiraban el cadáver rastros de una de sus sobrinas que, según contó a este diario, lleva tres días desaparecida en un contexto de violencia familiar.

Por eso, a media de tarde de ayer, todos los caminos conducían al Instituto Médico Legal (IML) como el sitio donde develar el dato principal de esta historia: la identidad de la víctima, que al cierre de esta edición no se había establecido.

El cuerpo fue encontrado ayer al mediodía en un volquete de materiales que desde hace tiempo también hace las veces de contenedor de basura en el lugar. El recipiente está enclavado justo en la intersección de Felipe Moré y Gaboto, donde la traza de ésta última hacia el este deja de ser calle y se transforma en un pasillo que se adentra en un sector de villa Banana.

Versiones

Sobre el hallazgo, ayer a la tarde podían escucharse en el vecindario diferentes versiones que coincidían en que durante la mañana alguien había encendido fuego en el interior del contenedor. Una mujer dijo que, apenas lo advirtieron, unos vecinos se encargaron de apagar el incendio antes de que se complicara.

Ahí se bifurcan los relatos: uno adjudicaba a «dos pibes de unos 7 u 8 años» que estaban revisando el volquete y se toparon con los restos humanos, el primer alerta a los ocupantes de un móvil policial que justo pasaba por allí; otro indicaba que alguien decidió llamar al 911 a raíz de un olor nauseabundo que emanaba del volquete mientras el humo se mezclaba con la atmósfera tórrida del día.

Así fueron encontrados, entre la basura, los restos de un cuerpo que parecía ser de una mujer envueltos en una frazada. «Se encontró un cuerpo en un volquete que aparentemente es de una mujer adulta», dijo minutos después de examinar la escena, y sin más datos que aportar, el fiscal de Homicidios Florentino Malaponte. El investigador remarcó la falta de certeza para ese momento: «Digo aparentemente porque es lo que se puede ver por el pelo y las piernas, pero no está definido que sea una mujer», sentenció.

Malaponte ordenó las medidas de rigor: el traslado del cuerpo al IML para que fuera identificado y se le practicara la autopsia que estableciera la causa de la muerte. El dato relevante, al respecto, sería determinar cuándo fue asesinada la víctima y si estaba muerta al momento de ser incinerada.

En el lugar trabajó personal de la Policía de Investigaciones (PDI) cuya preocupación por evitar que los trabajadores de prensa se acercaran a la escena tal vez les impedía notar cómo la zona se iba colmando de vecinos curiosos. En su mayoría, éstos coincidían en afirmar que no sabían nada de nada, especialmente cuando se les preguntaba por rumores que daban cuenta de que en un radio de cuatro o cinco cuadras había tres mujeres de entre 16 y 20 años que estaban perdidas desde hacía unos días.

Una sospecha

Para cuando finalmente llegó la mortera que retiraría los restos, personas de todas las edades —varias en brazos de sus madres— se arrimaron en masa a contemplar lo más cerca posible la difícil tarea de los pesquisas de extraer los restos calcinados del pesado contenedor de metal.

Mientras el cuerpo era introducido en el vehículo que lo llevaría al IML, comenzó a circular discretamente un dato originado en lo que una mujer creyó haber visto. Sin poder asegurarlo totalmente, le pareció que el cadáver podía ser el de una sobrina suya de quien dijo no tener noticias desde hace unos tres días.

Según alcanzó a decir, su sobrina es una joven de 25 años que vive a unas pocas cuadras de donde fue hallado el cadáver y que estaría atravesando problemas de violencia familiar.

«Estamos desesperados y apenas nos enteramos de ésto (por el hallazgo) vinimos a ver si nos enterábamos de algo», dijo rápidamente la vecina, mientras el resto de sus familiares abandonaba el lugar en silencio y compartiendo ese tipo de muecas a medias y sin terminar que se dibujan en los rostros cuando la desesperación se funde con la incertidumbre.