Interesante análisis del acompañamiento del público en el Festival del NEA realizado por el portal dedicado a la cultura de la región (www.reconquistacultura.com.ar)
El Festival de Reconquista cumplió 48 años de escenarios junto a la música popular. La grilla equilibró artistas nacionales con valores locales y por primera vez en muchos años las condiciones climáticas no influían porque se contaba con techo. Sin embargo, el público no hizo reventar el gimnasio cubierto del Club Adelante Reconquista.
Cambia todo cambia
Hasta mediados de los ’90 el Festival del NEA vivió sus mejores días. La cartelera incluía artistas nacionales e internacionales y para los valores locales subirse al escenario Ireneo Faccioli significaba consagrase. Pero pasada esa primavera, otras plazas nacionales se convirtieron en mucho más atractivas para los productores artísticos y las cosas se le irían complicando a Reconquista.
Hubo años en los que no se puedo hacer la edición. Una Comisión Organizadora (vinculada al Instituto Reconquista) siguió insistiendo y logró algunas buenas noches con números de primer nivel como el Chaqueño Palavecino y Abel Pintos, que llegaron en el boom de su éxito. Pero cada año era cruzar los dedos para que no llueva y el agua se lleve las fuertes inversiones como sucedió con un show de Axel, suspendido a último momento en enero de 2015.
El 2016 llegó con una nueva gestión municipal donde lo popular era un punto tener presente y en esa agenda el Festival no quedó de lado. En una organización express la edición de ese año se realizó en la cancha de rugby del Club Adelante con Luciano Pereyra como número principal y entradas populares, que no garantizaron una marea de público y en la misma noche de Pereyra, el Conjunto Ivotí, palabra mayor en el chamamé, tocó para 50 personas a las 3:30 de la mañana.
En 2017 la edición contempló la creación de una Comisión de Salvataje donde el municipio proporcionaba y gestionaba recursos mientras elaboraba estrategias junto a voluntarios que se ofrecieron para sumar fuerza. El resultado fue una grilla con predominio local y regional, en un escenario montado en el Camping Municipal con entradas populares y un marco de público que orilló los 1000 espectadores en una de las noches.
Convencido de que “el festival es mucho más que música para Reconquista”, en 2018, el municipio tuvo mayor protagonismo y quedó al frente de la organización, esta vez sin una comisión de colaboradores independientes. La fecha se trasladó de enero a abril, la grilla tuvo números excelentes en lo artístico aunque con mediana convocatoria y las entradas salieron a la venta con un valor sobre los 100 pesos, sacándolas del ámbito popular, para una ciudad poco afecta a pagar un tiket.
Los apoyos
La organización corrió por cuenta del municipio que recibió apoyos del Gobierno de la Provincia, el Consejo Federal de Inversiones (CFI), del Senador Departamental, Orfilio Marcón y aunque era una incertidumbre lo que podía pasar con un festival en abril, se esperaba mayor concurrencia de público.
El sábado 28 la cartelera tuvo por primera vez en sus 91 años a Ramón Ayala, (autor de El Cosechero y una leyenda del cancionero popular, que hasta tiene en su haber la creación de un género musical que denominó gualambao). Al experimentado músico misionero, se sumaba la propuesta joven de Los Alonsitos y de reconocidos locales como Liani Blanco y Darío Sandrigo. Pero el público no ocupó más de 250 lugares en el momento de mayor brillo de la noche.
El domingo 29 el gimnasio se mostró más poblado rondando los 400 espectadores. Fue la noche de las ovaciones porque los presentes nos los dejaban ir a Los Castillos a quienes forzaron tres últimos temas y luego enloquecieron con las coreografías de Potros Malambo. La energía y el clima festivalero aparecieron y fue aprovechado por el joven Nahuel Pennisi que tuvo más de una hora de conexión con el público.
La evaluación
¿Fue cara la entrada?, ¿el formato de festival está agotado o sólo funciona en enero y febrero?, ¿si los artistas se pagan igual con fondos locales y subsidios no convenía hacer algo gratis y masivo para el cumpleaños de la ciudad?, son sólo algunos de los interrogantes que dan vueltas y que el municipio y la sociedad que crea o mata una fiesta popular de la que es legítimo creador deberán buscar respuestas.