El Ministerio de Ambiente y Cambio Climático dispuso la prohibición de captura, acopio, transporte y comercialización del surubí pintado y atigrado en todo el territorio provincial hasta el 31 de diciembre. Según la cartera ambiental, la decisión busca “proteger el ciclo reproductivo de las especies y garantizar la sostenibilidad de los recursos naturales”.
Sin embargo, la medida encendió la polémica. Representantes de la Asociación de Pescadores de Santa Fe y de grupos independientes desmintieron que el sector haya firmado un acta de acuerdo con el gobierno.
“Se dice que las instituciones avalamos la veda a cambio de dinero, pero eso es falso. En la última reunión del Consejo Provincial Pesquero fuimos los únicos presentes y nos opusimos a esa medida”, afirmó Jesús Pérez, presidente de la Asociación.
El dirigente cuestionó además la falta de planificación ante el impacto social que provocará el cierre temporal de la actividad: “Antes de tomar una decisión así, hay que resolver qué va a pasar con las fuentes de trabajo. Los frigoríficos ya cerraron sus puertas, aunque la resolución entra en vigencia recién el 3 de diciembre. Eso deja sin ingresos a muchas familias ribereñas”.
Desde el sector de pescadores independientes, Pablo Pérez también rechazó la versión oficial y denunció la falta de diálogo: “Nunca fuimos convocados ni consultados. Nos cambiaron la fecha de la reunión sin avisar y no responden los mensajes. Así no se puede construir nada”.
Ante la falta de respuestas, los pescadores no descartan realizar protestas y cortes en la ruta 168 para exigir una mesa de diálogo amplia con la participación de todas las organizaciones del sector. “Así como el gobierno se reúne con los frigoríficos, queremos que haya un encuentro con todos los pescadores. No sirve hablar con unos sí y con otros no”, advirtió Jesús Pérez.
Mientras el Ministerio de Ambiente defiende la veda como una herramienta clave para preservar la biodiversidad del Paraná, las comunidades ribereñas denuncian que la medida fue impuesta sin consenso y que amenaza la subsistencia de cientos de familias que viven del río.
