Un gendarme tuvo que ser interceptado por inspectores municipales y policías cuando conducía completamente alcoholizado. No quiso hacer el test de alcoholemia y se negaba a que le retengan el vehículo. Es la segunda vez en un mes que sucede con el mismo uniformado.
El único escándalo público reportado este fin de semana tiene a un gendarme como principal protagonista. Los hombres que, a fuerza de palos, buscan brindar «seguridad» en nuestros barrios son los que protagonizan los hechos de inseguridad, aunque pese a todo se van caminando (en zig zag).
Efectivos de la policía estaban brindando seguridad en el boliche «Pancho Villa» (pleno microcentro de Reconquista) cuando un conductor que hace una mala maniobra con su vehículo llama su atención.
Cuando los uniformados se le acercan, este hombre -que estaba completamente borracho- reacciona mal y comienza a insultarlos.
Minutos después se sumaron inspectores de tránsito que intentaron hacerle el test de alcoholemia, pero el individuo se negó. En ese momento comentó a las autoridades locales que era gendarme, y que usaría su posición contra los trabajadores municipales. Es por esto que se decidió llamar también a Gendarmería.
Desde el municipio confirmaron que es la segunda vez en el mes que le retienen el vehículo a este mismo oficial. La anterior también fue por conducir borracho, pero pagó la multa y recuperó su auto.
Se trata de Leonel Saldeño, de 25 años, y pertenece al grupo de Gendarmería que está en la ciudad de Avellaneda. En esta oportunidad iba acompañado por otro gendarme, Gonzalo Cuevas, de 29 años.
Este fue el único hecho de inseguridad de magnitud informado por las autoridades este fin de semana, teniendo a la fuerza de Gendarmería como protagonista principal.
Pese a todo el revuelo que armó en pleno centro de la ciudad, los inspectores pudieron retener el vehículo pero Saldeño se fue a casa, tambaleando, sin ser demorado en la comisaría, como ocurriría si cualquier otra persona caería en la misma situación.