Vicentin: Un barco a la deriva tras la desaparición de su cuestionado timonel

El ex CEO fallecido esta semana concentraba todo el manejo. Aseguran que no tendrá reemplazo posible y menos en la actual situación de colapso. 

La desaparición física de Sergio Nardelli, referente máximo en la estructura de mando de Vicentin SAIC, que falleció de un infarto masivo el último miércoles, resultó un golpe de escena que incluso podría variar el destino de la cerealera. En Nardelli estaban depositadas todas las operaciones importantes de la empresa: las relaciones comerciales, las políticas, incluso las negociaciones con otras empresas para asociarse o, eventualmente, vender la empresa. «Todo pasaba por Sergio, incluso, la relación con el juez», informa un allegado muy cercano a la familia extendida que es dueña y gestiona la empresa desde hace 90 años y cuatro generaciones. Se refería, claro, al juez Fabian Lorenzini, que tiene a su cargo la convocatoria y el proceso que, de no encontrar una salida viable, desembocará en la quiebra de Vicentin. ¿Qué cambia con la desaparición  de Sergio Nardelli de la escena? Las opiniones están divididas, pero lo que nadie niega es que no hay chance de un «reemplazo natural» ni de una transición sin turbulencias.

Nardelli concentraba sobre sus espaldas el liderazgo y las responsabilidades absolutas de la empresa. Como tal, el proceso que derivó en el colapso financiero de la empresa lo dejó ubicado en el peor lugar: acusado por los adversarios de las más graves irregularidades, y cuestionado por los propios (socios accionistas y, a la vez, parientes) que lo acusan de un manejo irregular con desconocimiento del resto. 

Precisamente, estos conflictos son los que habían llevado a Sergio «el Mono» Nardelli a una situación de máxima presión, incluso, con ciertos desbordes en algún encuentro familiar. Los que seguían siendo fieles a él se quedron sin liderazgo y, aseguran, no habrá reemplazo. Los que desde el propio seno familiar lo enfrentaban, hoy se quedaron sin referencia para cargar las culpas. 

 

«Al Mono lo podían amar u odiar, pero ordenaba a todos en torno a él; sin su figura y en esta situación, es muy difícil que todo el grupo siga unido detrás de una misma estrategia», especulan quienes tuvieron relación muiy estrecha  con personajes centrales de esta historia.

Parte de ese desenlace se verá el mes próximo. En septiembre tendrá lugar la asamblea de acionistas, que no sólo deberá decidir la renovación o reemplazo del Directorio, sino además definir una respuesta al juez Lorenzini y los acreedores en concurso acerca del balance al 31 de octubre pasado. Nunca se presentó, y el juez le dio un último plazo hasta el 16 de septiembre. 

Para esa fecha, además, podría haber otras novedades. Se señala que hay interesados en comprar Vicentin que han vuelto a la carga. También se habla que se ha avanzado en la venta de otras empresas del grupo que no están dentro de la convocatoria (¿el frigorífico Friar?), lo que le dejaría las manos libres a los socios para disponer de ellas. Lo concreto es que la novela Vicentin no se cerró. Por el contrario, los acontecimientos de esta semana parecen haber abierto una nueva temporada.