El periodismo, los médicos y la policía deben pedir perdón: acusaron a dos padres de matar a su bebé, los maltrataron en la cárcel, pero el crimen nunca existió

La condena a las asesinas de Lucio Dupuy aún estaba muy en boga en los medios y en las redes sociales, cuando ocurrió la muerte de Alison, una nena de 21 días de vida, en La Matanza. Gabriel Barrientos y Layla Rivero, progenitores de la menor, fueron acusados de haberla violado y asesinado. Inmediatamente, se los encarceló, donde no recibieron ni un vaso de agua, pero sí violentas golpizas.

El drama de la pareja comienza cuando llevan a su beba recién nacida al Hospital Balestrini porque no tenía signos vitales, a pesar de practicarle RCP. Había tenido un paro cardíaco y falleció a las pocas horas. En este panorama, las pediatras de la institución denunciaron que la pequeña presentaba lesiones compatibles con un abuso sexual.

Silvia Breggia, titular de la Fiscalía Especializada en Conflictos Derivados de la Violencia Familiar y de Género y Delitos contra la Integridad Sexual de La Matanza, dispuso la aprehensión de los padres de Alison. Se los imputó por «homicidio agravado por el vínculo», mientras estuvieron detenidos.

Simultáneamente, la historia se hizo conocida en los medios de comunicación nacionales y Mauro Szeta, periodista especializado en casos policiales, los acusó en su twitter del homicidio. Días después, sigue hablando sobre el tema, pero sin disculparse por la información falsa. Asimismo, el abogado de los padres se quejó que alguien de la prensa policial dio por hecho el asesinato… de ahí, el error mediático.

 

Los cinco días que Barrientos y Rivero pasaron en la cárcel no fueron los mejores. El padre reveló a Radio con Vos que: “Fuimos a la comisaría a hacer una declaración y cuando nos dimos cuenta estábamos encerrados y no sabíamos por qué. Los policías me decían ‘estás en un quilombo’, ‘¿sabés por qué? porque tu hijo falleció’. Yo entré en llanto, me quería morir. 

En todo momento me trataron de ‘negro de mierda’. Me decían ‘a este hay que cortarle la p…’. Decían ‘este es un abusador’ y ahí es cuando empecé a sospechar. Me decían ‘no jodás más porque te voy a cagar a palos’, ‘las personas como vos no se merecen nada’. Imagínense lo que vivió mi pareja…»

«Los primeros dos días no nos dieron ni agua, recibía insultos todo el tiempo y no me dejaban comunicarme con mi familia . Me dijeron que personas como yo no se merecían ni agua”, agregó. Y sumó que se enteró del fallecimiento de Alison mientras lo apresaban.

Layla, la madre, contó que fue atacada por unas 15 o 20 presas que le empezaron a pegar, incluso patadas en la cara. No pasó por alto el dato que los policías la presionaban para que denunciara a Gabriel Barrientos del asesinato. “Jamás me puse en contra de él porque sabía que no había hecho nada. Ensuciaron nuestro nombre por todos lados. Salir a la calle me da miedo. Mi pareja siempre se la rebuscó y no puede salir”, denunció la mujer.

Y finalizó: “No pudimos despedir a nuestra hija, no pudimos darle nuestro último beso como padres”.

 

Qué reveló la autopsia

El abogado defensor explicó: “El informe de la autopsia reveló que la nena tenía hipoxia, una cardiopatía congénita que le causó la muerte cerebral. Y, el ano se dilata por la falta de aire. Y la sangre que tenía en la boca y la nariz también se dio por el fallo en los pulmones. Cualquier médico se debería dar cuenta de que es parte de la reacción del cuerpo de la bebé ante la falta de aire”.

En pocas palabras, la nena sí falleció por asfixia mientras era amamantada. Se descarta completamente el abuso sexual y otros tipos de maltrato.

Además, adelantó que denunciarán a las médicas por mala praxis y a los policías por no haber actuado conforme al protocolo ni con precaución. Acusó a la directora del hospital de hablar livianamente de la situación.