¿Cómo proteger el Jaaukanigás sin dejar de disfrutarlo? Crear una Reserva Natural sin que nada cambie

La noticia sobre la decisión del gobierno provincial de intervenir para proteger el Sitio Ramsar conocido como Jaaukanigás, no puede más que aplaudirse. En los últimos días, Perotti elevó a la legislatura un proyecto de ley para la creación del Área de Manejo Integral en el reconocido humedal, que plantea la creación de un área protegida bajo la categoría de reserva provincial con tres núcleos de Parques Nacionales ubicados en Florencia, Villa Ocampo y Reconquista. La superficie bajo protección rondaría las 130.000 hectáreas.

“Dentro de las iniciativas ambientales del gobierno provincial desarrollamos el programa Regenera Santa Fe, que tiene como uno de sus objetivos la ampliación y creación de parques nacionales”, comentó la ministra de Ambiente y Cambio Climático, Erika Gonnet.

 

PREGUNTAS

Muchos interrogantes surgen a raíz de esta iniciativa y todos tienen que ver con el acceso al Jaaukanigás que hacemos los habitantes del norte santafesino. ¿Puede limitarse la entrada al río, lagunas y humedales de nuestra región al existir una reserva natural provincial? ¿Qué manejo harán las autoridades de los recursos naturales y la biodiversidad del Jaaukanigás? ¿Qué cambios puede sufrir la relación que los norteños tenemos con el agua, los bosques, los peces y la fauna en general si se construye un área protegida? ¿Cómo se resolvería la situación de la gente -principalmente pescadores comerciales y ganaderos- que hace un uso comercial del humedal y su riqueza?

En el caso puntual de Reconquista, cada día -con acento en los fines de semana- cientos de personas van al puerto y al río. Es constituyente de la identidad de buena parte de la sociedad asentada a lo largo del río Paraná y sus afluentes. En ese sentido, todos somos «Gente del Agua». Los riachos y la masa verde que los rodea ofrecen a la población una salida económica (ganadería, apicultura, pesca) y la posibilidad de recrearse en contacto con la naturaleza (playas, casillas, excursiones de pesca). De esta manera, accedemos al Jaaukanigás sin ningún tipo de restricción ni control más que la conciencia individual de protegerlo, no contaminarlo (o hacerlo lo menos posible) y respetarlo.

No obstante, todos sabemos que la presencia humana en cualquier ecosistema tiene sus consecuencias. En los últimos día, hubo un triste ejemplo de la rapacidad del hombre. Por lo tanto, proteger el ecosistema Jaaukanigás y mantener el libre acceso de las personas al mismo, se presentan como ideas difíciles de combinar.

 

RESPUESTAS

En el artículo 8° del proyecto que Perotti elevó a la legislatura, dice que las actividades prohibidas en la reserva, serían las siguiente:

– El endicamiento o la desecación de lagunas y bañados.
– La exploración y explotación petrolera y minera, excepto la extracción de arena
destinada a la construcción.
– La instalación de rellenos sanitarios y basurales a cielo abierto.
– El desmonte de bosque nativo.
– La caza de fauna autóctona.
– La pesca industrial, estando permitida solamente la pesca artesanal, comercial o
de subsistencia, sujeta a la normativa vigente en la materia.
– La liberación de efluentes industriales sin el correcto tratamiento, de acuerdo a la
normativa vigente en la materia.
– Cualquier otra actividad que afecte la conservación y el uso racional de la
reserva hídrica y sus recursos naturales.

A simple vista, nada cambiaría. Esto puede traer alivio a los habitués del río. Debemos esperar para conocer cómo se instrumentará la protección del humedal y ver si el proyecto prospera. Podremos seguir haciendo el uso que hacemos del sitio. ¿Para qué crear la reserva, entonces? Dicho de otra manera ¿Cómo pretendemos proteger el ecosistema si no vamos a hacer ningún cambio?