No se aprende más porque te embarraste las zapatillas; sí cuando hay condiciones dignas

La docencia: una de las profesiones más basureadas. Se la subestima y es el punto blanco de las críticas. Durante el gobierno de Omar Perotti tuvo años convulsionados, de paritarias atrasadas y sueldos que perdían la carrera contra la inflación. El aumento para noviembre de 2023 fue del 4%, mientras que la inflación llegó al 12%. En pocas palabras, los salarios se desvalorizaron un 8%. Ni hablar de los docentes reemplazantes, que cobran dos meses después de su trabajo. 

Maximiliano Pullaro, gobernador electo que aún no asumió, ya insinuó que tendrá en cuenta a los empleados públicos, pero que hay cosas más importantes por resolver en la provincia. ¿Pero, dijiste pero? dice Tronchatoro, el legendario personaje de Matilda.

Cuando reclaman y hacen paros, la sociedad los apunta como culpables y no se pregunta cuál es el rol del Estado. Que por qué no hacen paro durante las vacaciones (no sería válido el reclamo, ¿no?), que cobran sueldos millonarios y no dan clases, que viven de licencias, que, que… Siempre se da vuelta la historia para criticar a un trabajador como cualquier otro… ¿Los gobiernos? Bien, gracias.

En las instituciones se vive una historia aparte: violencia, descontrol, falta de respeto, acoso, alumnos incontrolables, padres ausentes. La culpa no es de los jóvenes en particular, si no de la sociedad que gestamos entre todos. Los chicos llegan a la escuela con un bagaje cultural y una violencia familiar que trasladan al lugar en el que deberían estar contenidos. 

Cabe aclarar, la violencia no es dirigida solamente a los profesores, es un todo contra todos. Un sálvese quien pueda. El sur de la provincia es el claro ejemplo de lo expuesto: en Rosario se suspenden las clases por amenazas de balaceras, en Villa Gobernador Gálvez dejan mensajes mafiosos con balas pegadas al papel, en Santa Fe los alumnos se agarran a golpes y tuvo que intervenir la policía.

Sin embargo, no tenemos que ir tan lejos para ejemplificar. En agosto de este año, alumnos de la escuela 708 de Reconquista se habían peleado a golpes en la vereda. Hubo un auto roto y padres que alentaron la violencia.

En otro extremo, la semana pasada la ciudad se revolucionó con un profesor que intentó adoctrinar a sus alumnos cuando estos le manifestaron que votarían a Milei. Si bien el debate político es necesario y ninguna persona puede ser apolítica -independientemente de su profesión- los modos del docente son reprochables. ¿Tratar de «descerebrados» a menores de edad? Se supone que él debería dar el ejemplo y priorizar la democracia, que afortunadamente nos devolvimos hace 40 años.

El día a día es un ir y devenir. Con esto debería alcanzar para que una persona no quiera ejercer su profesión o que le cueste hacerlo. Sin embargo, la historia no termina acá porque llegar al trabajo es otro problema. Los docentes de escuelas rurales hacen un esfuerzo aparte por llegar a los parajes más recónditos. 

Una página de Facebook, Docentes del Departamento Castellanos, mostró una realidad que pocos ven. Cuando para llegar a una institución hay camino de tierra, los días de lluvia son un antagonista perfecto. Kilómetros y kilómetros de barro que desgastan. Vehículos que se rompen y personas que se enferman.

Pasa en los departamentos Castellanos, San Cristóbal, Vera, General Obligado y en los otros quince. Caraguatay, La Loma, Las Amintas, Cañada Ombú y muchísimas localidades más. Todas tienen su historia particular.

Les cuesta llegar a los docentes, a los alumnos y a los asistentes escolares. Y no se trata de la romantización de la que algunos se jactan porque el agotamiento diario no es lo justo ni debería pasar en pleno siglo XXI. No se aprende más porque te embarraste las zapatillas o atravesaste un arroyo a caballo. Sí se aprende cuando hay condiciones dignas e igualitarias (y un estómago lleno). 

Ni hablar de aquellas trabajadoras (porque les sucede a las mujeres) que hacen dedo y ponen en riesgo su integridad física. Hace un mes, una docente que trabaja en Suardi y reside en San Cristóbal estaba haciendo dedo en las afueras de la localidad. Un camionero se aprovechó de su vulnerabilidad y abusó sexualmente. Luego, la abandonó a la vera de la ruta.

Esta es una realidad diaria para todos los trabajadores santafesinos. 2023 y la gente sigue sin tener estabilidad laboral. La inflación ya no te pisa los talones, directamente te pasó por encima. La peligrosidad hace fila, también. ¿Hasta cuándo habrá que sufrir?

 

 

La nota fue escrita por un docente de la ciudad de Reconquista, que trabaja en un paraje cercano. Prefiere no revelar su identidad.